Tomar agua con limón no es tan sano como se cree
Muchas personas suelen tomarse un vaso de agua tibia con limón al levantarse. Creyentes y detractores esgrimen sus razones para exponer las virtudes y perjuicios de esa práctica. La realidad es que nunca se debe sobrepasar una dosis diaria recomendada de 120 ml de jugo de limón diluidos en agua. Y en que, en caso de tener dudas sobre efectos adversos, hay que ponerse en manos de un médico.
Una de sus ventajas es que facilita un buen tránsito intestinal. Pero puede agravar los ardores y las úlceras de estómago. El motivo es que el limón activa la pepsina, una enzima del estómago que descompone las proteínas.
Un limón aporta entre 30 y 50 miligramos de vitamina C, lo que incide en el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Además de potasio, magnesio, folato, B6 y vitamina E. Aunque puede tener un efecto secundario si se excede la cantidad recomendada, como náuseas y vómitos.
Según un estudio realizado hace unos años en la Universidad Brown, de Rhode Island (Estados Unidos) el limón contienen unas sustancias químicas denominadas psolarenos, que aumentan la sensibilidad de la piel a la luz solar. Una consecuencia de tomarlas en exceso puede ser el aumento de las posibilidades de desarrollar melanomas malignos, que son una forma de cáncer cutáneo.