Diego Arria: “Guaidó no es el presidente de Venezuela, en el país hay cinco presidentes”
Las instancias de poder en Venezuela son en extremo confusas, por un lado el presidente de la Asamblea Nacional y presidente encargado del país sudamericano, Juan Guaidó, continúa convocando a los ciudadanos a las calles con una suerte de mantra: fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Por otro lado Nicolás Maduro parece vivir en una realidad paralela y cada día le muestra al mundo su cara más radical.
Luego de los sucesos del 30 de abril, el traslado de Leopoldo López a la embajada de España y una reunión en Oslo entre representantes de Guaidó y Maduro, han surgido una serie de dudas sobre quién lleva las riendas de Venezuela. Mientras tanto la agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) publicaron el 7 de junio que los refugiados y migrantes de Venezuela superan los cuatro millones.
Para analizar la crisis de Venezuela entrevistamos a Diego Arria quien fue exsecretario general adjunto de las Naciones Unidas, exembajador de Venezuela en las Naciones Unidas y expresidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Se le conoce por haber iniciado la “fórmula Arria”, “un proceso de consulta que brinda a los miembros del Consejo de Seguridad la oportunidad de escuchar a personas en un ambiente confidencial e informal”. Fue testigo en el juicio de Slobodan Miloševic, donde declaró que el acusado y las autoridades serbias conocieron el genocidio contra los musulmanes bosnios en Srebrenica desde 1993 hasta 1995. En 2011, presentó una queja ante la Corte Penal Internacional contra Hugo Chávez por crímenes de lesa humanidad. “Es una queja para defender los derechos de miles y miles de víctimas de Hugo Chávez ” (El Universal, 2011). Chávez murió antes de que el tribunal dictara una sentencia. El Embajador Arria está en la junta de asesores de Freedom Now, el Centro de Política y Ética Internacional de la Universidad de Brandeis y la Escuela de Servicio Internacional de la American University en Washington, D. C. Arria continúa condenando públicamente al gobierno venezolano a través de sus escritos, publicaciones en redes sociales y apariciones públicas. También fue gobernador de Caracas, en la actualidad afirma que lo que existe en Venezuela es un estado colegiado.
Venezuela es una narco estado y se ha visto que una ruptura de las FF.AA. es muy poco probable. También se sabe que altos funcionarios de la dictadura de Maduro han cometido delitos de narcotráfico, bajo este escenario ¿por qué la Administración para el Control de Drogas, DEA, por sus siglas en inglés -Drug Enforcement Administration-, no ha actuado para apresar a estos delincuentes? ¿Podría ser un buen punto de partida para lograr la salida de la dictadura castro-chavista?
Venezuela se ha transformado en un narco estado de naturaleza criminal y hasta global. Creo que es un error hablar de una ruptura en las Fuerzas Armadas. Las FF.AA. no son periféricas al narco régimen venezolano, las FF.AA. son el régimen. Es muy cierto que altos funcionarios del gobierno de Maduro están implicados en casos de narcotráfico, comienza con el exvicepresidente, Tareck El Aissami; los sobrinos de Maduro, que están presos en EEUU, inclusive la propia esposa de Maduro y otros familiares. La DEA no puede actuar en nuestro territorio porque es una agencia de los EE.UU. Aunque la verdad es que en Venezuela merecen una operación de rescate policial, porque es un gobierno de delincuentes y de criminales.
¿Es Juan Guaidó el presidente de Venezuela?
En Venezuela hoy en día Juan Guaidó no es el presidente. Hay cinco presidentes, es un gobierno colegiado, incluso de acuerdo con el estatuto de la transición democrática que aprobaron, le quitaron a Guaidó esa atribución que le concedía la constitución. En orden estos son los presidentes: el presidente Leopoldo López, Juan Guaidó, Julio Borges, Henry Ramos Allup y Manuel Rosales. Sería más o honesto que los miembros de este gobierno colegiado hicieran presencia pública, de manera de no cargar toda la responsabilidad sobre Juan Guaidó, que es un co presidente y el vocero oficial del gobierno colegiado, pero él no es el único responsable. El hecho de que se haya constituido un gobierno colegiado es una malísima idea, pero es lo que existe. Ellos no deberían poner todo el peso en los hombros de Juan Guaidó, ellos deberían asumir su responsabilidad.
La opinión pública acusa a Juan Guaidó de no pedir explícitamente una intervención militar. ¿No lo ha querido hacer? ¿Su círculo no lo ha permitido? ¿No es una opción real? ¿Cuál es su lectura sobre esto?
No es Juan Guaidó el que ha tomado la decisión de no hacerlo o de posponerlo, es el gobierno colegiado, tomando en cuenta que Leopoldo López es el más importante dentro de ese grupo. Esto hace que en las discusiones entre ellos tropiecen, porque justamente se ha dejado en manos de los partidos un tema tan delicado como este. Se sabe que estos partidos tienen diferencias importantes de comportamiento y de actitud ante el gobierno. La gente piensa que Guaidó es el responsable por no hacerlo, pero no es así. Evidentemente invocar un artículo de la constitución para pedir asistencia militar, no detona o activa de manera automática una cooperación militar de nadie, pero sí expresa una voluntad, una disposición del gobierno encargado de transición de Venezuela de acudir a otras fuentes, cuando sabe que para remover la narco tiranía venezolana se necesita ayuda externa.
¿Cuál es su opinión sobre los acercamientos del gobierno del Ingeniero Guaidó y los enviados de Nicolás Maduro a Oslo?
Las reuniones en Oslo fueron manejadas muy silenciosamente y sorprendió a la opinión pública cuando fue publicado por los medios de comunicación que se habían reunido en dos oportunidades, tanto en Noruega, como en otros lugares. En estos casos, en estos procesos de negociación de cualquier tipo, no se divulgan las particularidades, pero sí se le avisa al país y a la opinión pública que se está en un proceso, más aún cuando se ha manejado casi como tres mandamientos -que yo he llamado piedra, papel o tijera- que son uno: fin de la usurpación; dos: gobierno de transición y tres: elecciones libres. Esto se convirtió en una camisa de fuerza, pero en una camisa de fuerza que fue la base del compromiso que asumió el presidente Guaidó en público, aunque debo decir que esto es una decisión del gobierno colegiado.
Usted estuvo en Oslo cuando se produjo esta reunión. ¿Qué pudo concluir de este acercamiento a través de sus contactos y experiencia?
Sí, yo estuve casualmente en Oslo en el momento en que estaban reunidos representantes del gobierno colegiado de Venezuela y representantes de la narco tiranía de Maduro, yo asistí al Oslo Freedom Forum. Tuve la oportunidad de hablar con diplomáticos noruegos que conozco a lo largo de mi experiencia en la ONU y salí con una conclusión. Noruega es un país honorable, con vasta experiencia en solución de conflictos, pero como ha dicho Luis Almagro y yo lo he destacado mucho, aquí no se trata de un conflicto, se trata de una narco tiranía criminal que se ha apoderado y ha masacrado a un país. Le dije a los negociadores noruegos que ellos habían tenido en muchas oportunidades éxito y en otras no, en negociaciones complejas, pero que nunca habían lidiado con un grupo criminal que ha secuestrado a un país como es el caso de Venezuela. Les manifesté que no auguraba que esto, de ninguna manera, pudiera a avanzar. También les dije que las FF.AA. no son periféricas al régimen, sino que eran el régimen y no entendía cómo se sentaban a hablar con funcionarios de rangos menores que no eran militares, la única manera era que estuviese el ilegítimo ministro de la defensa, Padrino López. Por el lado del gobierno colegiado estaban dos representantes de dos partidos y un experto en materia electoral, Vicente Díaz. Con lo que se asumió que la agenda no era simplemente el fin de la usurpación , sino que era una agenda global, que incluía una agenda electoral que es en lo que se está convirtiendo este proceso.
¿Cree que se debería haber “negociado” en Latinoamérica?
Nuestra teatro de operaciones es en las Américas, es en nuestro continente, es con los países que nos apoyan en América Latina. Es con EE.UU. y Canadá, aliados de una extraordinaria importancia, además de contar con el Secretario General Almagro, quien es definitivamente un aliado a la causa del rescate de Venezuela. No así es el caso con la Comunidad Europea, primero por ser muy lejanos y por ver de una manera distinta nuestro proceso, muchos de ellos están afiliados a los partidos socialistas, no es el mejor aliado que podemos tener. Nuestro “campo de juego” es en América, no es en Europa, no es en Noruega.
¿Está de acuerdo con el Grupo de Lima en su postura de la no intervención?
No estoy de acuerdo, porque creo que están evitando asumir la responsabilidad que la propia carta democrática interamericana les asigna, cuando un país es abusado o que les asigna el principio de la responsabilidad de proteger cuando un país como Venezuela, sufre las inequidades y los actos criminales y delictivos de esta narco-tiranía. Si esos países no quieren asumir ninguna responsabilidad que implique uso de fuerza -que no es simplemente disparar, sino que hay otras modalidades- por lo menos deberían reservarse para ellos ese consejo. Sin embargo el Grupo de Lima ha jugado un rol importante a partir de su declaración en enero, que estimuló mucho a EE.UU. y otros países a ver realmente que contaban con un apoyo en nuestra región y que era justamente este importantísimo grupo de países del Grupo de Lima que aún reciben en gran medida a ese diáspora venezolana que hoy en día bate un récord mundial.
Usted asegura que el presidente Donald Trump, o mejor dicho la Administración Trump, está comprometida con el objetivo de restaurar la democracia en Venezuela. Hasta el momento se han implantado severas sanciones y se han hecho reiteradas amenazas. ¿Usted cree que las acciones del presidente Trump van a ir más allá de lo demostrado hasta ahora, es decir que se opte por una acción militar?
Yo reiteró que no ha habido ningún presidente de los EE.UU., en los últimos tiempos, que haya asumido una posición más firme, más dura, más concreta y yo diría más comprometida que la del presidente Donald Trump. El rosario de sanciones que se le viene imponiendo al régimen y a algunos de los principales cómplices de esta narco dictadura son importantes, son fuertes y han tenido un efecto global. Sin duda no son todavía suficientes, pero es algo que nunca hemos encarado y allí comienza un proceso de debilitamiento acelerado de la narco-dictadura. La fuerza tiene un montón de modalidades, algunas se revelan y otras no. El poder de disuasión de un país como EE.UU. es realmente excepcional.
Parecería que el guión se repite y que se están negociando elecciones presidenciales. ¿Usted apoyaría las elecciones?
Me parece increíble que en un momento que estamos viviendo bajo el yugo de un narco-régimen, una tiranía, tenemos un país muriéndose de hambre por falta de alimentos y medicinas, algunos estén pensando en protagonismo electoral. Los venezolanos nos hemos dividido en dos grupos los que queremos rescatar la libertad -me ubico en ese grupo- versus los que tienen intereses pequeños de partido que están buscando cómo ubicarse en el futuro, porque de eso viven. Ello implicaría una serie de concesiones al narco-régimen para mí absolutamente inadmisibles. Empujar al país a un proceso electoral con el narco-tirano de Maduro en Miraflores, como dicen los representantes de norteamericanos no es solo un chiste, sino un acto condenable. Es un abuso para un país que durante tantos años ha luchado por conseguir su libertad y le digan que la salida es un proceso electoral con Maduro a la cabeza.
¿Por qué candidato de la oposición se inclinaría Leopoldo López, María Corina Machado o Juan Guaidó por citar a algunos?
Pueden surgir personajes que no estaban dentro de las posibilidades, así como afortunadamente surgió Guaidó. De igual manera creo que el proceso de transición no puede ser una persona, no hay ningún venezolano que piense seriamente que él puede asumir la responsabilidad de sacar al país a una transición democrática solo. Tendría que haber un consejo de gobierno que realmente represente al país. Hoy en día el monopolio de las decisiones del país las están asumiendo tres o cuatro partidos, tres, cuatro o cinco dirigentes, que no tienen un mandato popular que represente más del 20% acumulado de todos, sin embargo asumen compromisos y toman iniciativas que nos pueden conducir a un mal destino.
¿Hay similitudes entre el proceso de Nicaragua y el de Venezuela?
Al final de la confrontación en Nicaragua, acabaron entregándole la mitad del régimen a la Sra. Violeta Chamorro y la otra mitad al frente sandinista. Ya vimos las consecuencias, a los pocos años regresaron y están entronizados allá por casi dos décadas. Esto puede suceder en Venezuela, si se hace un arreglo que no esté conducido por figuras que realmente sean representativas , legítimas, con peso, autoridad y que sean reconocidos en el país como independientes. Sin una posición independiente no podremos reorientar el curso para la refundación de la república. Los que simplemente quieren una elección no quieren refundar la república, no quieren otro país. Ellos practican la política de “quítate tú, para ponerme yo”. Eso no nos conduciría a ningún lugar importante.
¿Cree que las amenazas de la Administración Trump contra la dictadura en Venezuela tiene que ver más con una recompensa electoral de cara a las elecciones de 2020?
No me cabe la menor duda que la ayuda del presidente Trump tiene algo que ver con los votos del estado de Florida, tiene que ser un componente. Florida tiene 29 votos en el colegio electoral, es un “swing state”, como se dice en inglés (un estado bisagra, es decir estados que no tienen un ganador claro en las encuestas). Allí está el senador Marco Rubio que ha sido un gran defensor nuestro. Estas personas son políticos, no monjas de la caridad, es algo absolutamente aceptable y no lo veo como un obstáculo, por el contrario los estimula aún más a ejecutar el compromiso que viene proponiendo de cómo recuperar nuestra libertad.
Existe una crisis migratoria en Sudamérica por el masivo éxodo de venezolanos. ¿Cómo se podría apoyar a estos migrantes, existe algún modelo a seguir algún plan que se pudiera implementar desde su experiencia como diplomático?
La ONU acaba de reconocer que cuatro millones de personas han huido de Venezuela. Esta es la mayor cifra actual en el mundo de un país que no está en un estado de guerra. La diáspora venezolana ha enriquecido a muchísimos países, el talento venezolano se ha regado por el mundo, talento sin el cual en el futuro no podremos reconstruir nuestro país. Las carreteras, autopistas y avenidas para hacerlos regresar será parte del desafío de una nueva gestión en Venezuela.
¿Cómo se lograría una reunificación nacional?
Quizás suenen muy pasionales mis palabras, pero siento muy profundamente que todo lo que soy y he alcanzado se lo debo a ser venezolano, es una deuda que no tengo cómo pagar. Por mi experiencia en otros conflictos que he vivido en el mundo, por ejemplo en Yugoslavia, El Salvador, Camboya, Ruanda, considero que Venezuela no saldrá en partes, o sale toda o no sale. Eso va a implicar un ejercicio extraordinario de reunificación nacional, un ejercicio que no implique la impunidad, pero que al mismo tiempo no represente una condena colectiva. No podemos olvidar que todos los que ingresaron con Chávez al régimen venían de los partidos políticos venezolanos. En el futuro muchos de ellos tendrán la posibilidad de regresar a donde estaban.