Arte y Cultura

«Ninguna dictadura se cae con intercambios culturales»

El saxofonista cubano Paquito D’Rivera, una de las leyendas vivas de la música latina, afirmó este miércoles en Barranquilla que “ninguna dictadura se cae con besitos, ni con intercambios culturales” al referirse a los gobiernos de su país y de Venezuela.

«Ninguna dictadura se va a caer a base de besitos, ni de intercambios culturales, ni de diálogos ni este tipo de cosas, sino vean lo que está pasando en Venezuela. A los dictadores no les importa absolutamente nada de lo que los demás piensen», dijo el también clarinetista en una entrevista a Efe.

El músico, que además de ser reconocido en el mundo del jazz como intérprete de clarinete y saxofón, es un virtuoso de la música clásica y un fuerte crítico del régimen de Cuba, país que abandonó en 1980. 

En la ciudad colombia participa en la edición 23 del festival Barranquijazz, a donde llegó con su esposa, la soprano Brenda Feliciano, que también es su representante. 

El artista lamentó que los Gobierno de Miguel Díaz-Canel, en Cuba, y de Nicolás Maduro, en Venezuela, le echen la culpa de lo que se vive allí «al imperialismo, al diablo, a la brujería, a cualquier cosa».

«Así como (Joseph) Goebbels, el jefe de la propaganda de los nazis, los dictadores aplican aquello de que la culpa de todo lo malo que nos está pasando la tienen los otros”, indicó mientras se preparaba para una prueba de sonido en el primer día del Barranquijazz.

En ese sentido, afirmó que “el socialismo no ha funcionado en ningún sitio” y considera que los ciudadanos de ambos países han vivido muchas dificultades.

“Si no hay plátanos es culpa del imperialismo, pero si los plátanos son de aquí no vienen de Alaska, entonces dicen que es el bloqueo o cualquier cosa. Lo cierto es que no pueden explicar que ese sistema ha fracasado en el mundo entero, no ha funcionado nunca en ningún sitio”, anotó.

Al ser preguntado sobre si aún guarda la esperanza de presentarse de nuevo en Cuba, D’Rivera se encogió de hombros y respondió: “Dios te oiga, qué más quisiera yo que poder ir y presentarme en mi propio país, o lo que queda de él”.

Sobre la actualidad del jazz en Cuba, recordó que en su época a los músicos de este género los persiguieron porque la consideraban música imperialista y «ahora tienen un festival de jazz muy importante, pero hace 40 años que no voy allá, así que no sé cómo será».

«Sin meterle política, en Cuba nunca ha habido mejores músicos de jazz que ahora y no es gracias a ellos, es a pesar de ellos, porque les hicieron la vida imposible a los músicos de jazz. Son músicos muy buenos, lo que pasa es que ninguno vive ahí, todos se van”, afirmó entre risas.

Agregó: «A mí me cuesta mucho trabajo decir algo positivo de ellos (el Gobierno) pero es la verdad. Cuando yo estaba en Cuba de los músicos de jazz había dos o tres saxofonistas o bajistas buenos y hoy hay un montón».

El músico anotó que «hay muchos músicos cubanos regados por todo el mundo, en Austria y en Alemania, pero especialmente en España, en donde tengo un sexteto de jazz». 

«El mejor producto de exportación de ellos son los músicos cubanos”, aseveró.

Por otra parte, D’Rivera se refirió a su vitalidad, pues a los 71 años todavía «hay que pagar la renta» porque si no trabaja «te mueres de hambre o de frío en Nueva York». 

«A mí me gusta el trabajo que hago, porque aplico aquel dicho de ‘trabaja en lo que gusta y no tendrás que trabajar ni un día’”, afirmó, y agregó que recibe mucha ayuda de su esposa.

El artista cubano trabaja actualmente en dos temas, uno de los cuales es un concierto que se llama The black beans concert (El concierto de los frijoles negros), «una pieza para clarinete, chelo y orquesta con elementos de música china y cubana». 

El otro es que acabó «de grabar en México con Pacho Flores, un monumental trompetista clásico, venezolano, ‘Mi concierto venezolano‘, para trompeta y orquesta».

En cuanto a la influencia de la música latinoamericana en el jazz, sostuvo que “cada vez hay más» en «el uso de estos elementos como la música cubana, el tango, la música brasileña y ahora de la música venezolana».