Arte y Cultura

Dos médicos venezolanos llevan a Nueva York su moda

Médico por la mañana y diseñador por la tarde. Así es como el neurólogo venezolano Idol Hernández divide su tiempo entre su vocación por salvar vidas y su pasión por la moda, que le trajo a la pasarela de Nueva York, según explicó a EFE.

«Nuestra vocación es la Medicina, pero nuestra pasión es la moda», afirma el galeno al referirse a su pareja, el médico maxilofacial Francisco Cabello, con quien creó la firma «Idol José», dirigida al hombre y a la mujer y que debutó en la décima edición de Diseñadores de Latinoamérica.

Cabello está a cargo de la parte administrativa de la firma, que se caracteriza por el uso de un oso o los personajes de desaparecidas series de animación como el famoso «Popeye el marino», su novia Olivia o personajes de «El coyote y el correcaminos», que imprimen en diversas piezas trayendo el pasado al presente.

El neurólogo, que es quien diseña, asegura que siempre fueron conscientes de que tenían habilidades para la moda, pero no tenían el tiempo para arriesgarse, hasta hace cuatro años que lanzaron la firma, a la vez que continuaban su compromiso con sus pacientes.

Cada mañana Idol y José acuden a la clínica Galeno Services, con sede en las ciudades de Caracas, la capital venezolana, y de Lechería, porque «somos médicos ante todo», profesión que ejercen desde hace casi dos décadas.

«Todo el mundo tiene pasatiempos, todo el mundo tiene una pasión. Mi pasión por la moda nació como una realidad de tratar de reinventarnos por el país donde vivimos, de reinventarnos a través de la moda para de alguna manera estar fuera de la poca posibilidad que te daba el país para seguir creciendo», indicó.

Su propósito era la de ofrecer a sus futuros clientes diseños diferentes a los que compraban en las tiendas de Venezuela y que pudieran llevar a muchos eventos.

«Cuando nos metimos en el mundo de la ‘fashion’ nos dimos cuenta que esto no era un juego, que era algo mucho más allá y que de alguna manera teníamos que arriesgar nuestro tiempo y rumbo, era algo nuevo, que se puede ejercer fuera de nuestro país sin hacer reválida», recordó en conversación con EFE.

Su ropa, dicen con satisfacción, «es universal, es ropa casual, para de noche, es muy ecléctica», que han llevado en dos ocasiones a la pasarela de la moda en la República Dominicana y este año debutó en la de Nueva York, en el evento Diseñadores Latinoamericanos.

«En las mañanas soy médico y en las tardes me quito la bata y soy ‘Idol José'», afirmó entre risas Idolfredo José, su verdadero nombre, que optó por bautizar la firma «Idol José».

«Mis pacientes me dicen: ‘mi doctor bello, ahora es diseñador, quiero su chaqueta’. Tengo más fans (desde que diseña) de los que tengo normalmente», señala el galeno.

Durante su presentación en Nueva York, Hernández y Cabello aseguraron que sus diseños fueron confeccionados «en los momentos más tristes de nuestro país», que vive una crisis humanitaria.

Señala el médico-diseñador que aunque puede conseguir materiales para fabricar sus colecciones, lo difícil es contar con mano de obra al recordar que mucha gente se ha ido del país.

«Con esa misma tristeza y desencanto nosotros hacemos lo mejor y tratamos de llevar a cabo el proyecto sin que nos paren y haciéndole entender a la gente que no es el fin del mundo, que mañana habrá otro nuevo país y que por eso tenemos que prepararnos y seguir adelante», sostuvo.

La moda para estos médicos va tomada de la mano con una misión social para ayudar a jóvenes con talento en el arte en los barrios marginales de Venezuela.

«Nosotros hacemos este trabajo y lo destinamos a ayudar a la gente de nuestro país. Todas las prendas que vendemos ayudamos a jóvenes que persiguen un sueño y que lamentándolo mucho, nuestro país no le puede dar nada», dice con tristeza.

«Siempre nos basamos en fabricar para ayudar a los jóvenes. Donde está «Idol José» va a haber un joven que persigue un sueño y nosotros le brindamos nuestro mayor apoyo» con la condición de que tienen que estudiar y trabajar, explicó el neurólogo.

Agrega que a estos chicos «les inculcamos que no todo es la belleza, que no todo es el baile, que de alguna manera se tienen que preparar para el futuro».