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En el Zulia ya solo aceptan billetes de Bs. 200 y 500

En una bomba de tiempo se han convertido las denominaciones de 200 y 500 bolívares del actual cono monetario, puesto que de los ocho billetes que conforman el actual cono monetario nacional, junto a dos monedas que jamás circularon exitosamente, solo estas dos piezas no son devueltas a los usuarios que intentan cancelar con ellos productos y servicios en el estado Zulia.

Venezuela vivió dos reconversiones monetarias en diez años. En el mismo tiempo, el Gobierno nacional efectuó numerosas modificaciones en la impresión y diseño de billetes, restando cada vez más ceros a la moneda, en su búsqueda por controlar la inflación y otros males de la economía nacional.

Pero cada una de estas decisiones tuvo el mismo destino. Eventualmente, los billetes escaseaban, se comercializaba de manera ilegal, se hacían insuficientes ante la crecida de los precios y, finalmente, en los últimos años, con el nacimiento de la hiperinflación venezolana en el 2017, el Gobierno resolvió de momento creando billetes “más grandes”.

En medio de una brutal hiperinflación que pulveriza los ingresos y sin políticas que frenen el rechazo de los billetes, esta familia de piezas monetarias parece estar cerca de repetir el escenario.

El economista y analista de riesgo financiero, Leonardo Buniak, dijo a PANORAMA que el desplazamiento del actual cono monetario es bastante común en zonas fronterizas como los municipios de los estados Zulia, Táchira y Bolívar, por ejemplo, “donde existe contrabando de extracción de estas piezas”.

No obstante, resaltó que es un proceso que también “se viene dando a consecuencia de pulverización del cono monetario que ha venido haciendo la hiperinflación. La situación es tan complicada que incluso la economía que está totalmente dolarizada (de facto) y el billete de 1 dólar estadounidense han sufrido también los impactos del proceso hiperinflacionario”.

“Ciertamente esto anticipa lo que está por venir: una ampliación del cono monetario. No es una reforma monetaria, no una nueva reconversión, pero si una ampliación del cono monetario, con el nacimiento de billetes de 1.000, 5.000, 10.000, 20.000, 50.000 e incluso 100.000 bolívares soberanos”, vaticinó el economista.

Ante esto, la decadencia de la familia de billetes y monedas venezolanas, “se deriva de un proceso que es consecuencia de la hiperinflación”,  y destacó que el proceso de hiperinflación no da pasos a eliminarse, pues se persiste la monetización del déficit fiscal por parte del Banco Central de Venezuela (BCV).

“Pareciera irresponsable decir que hay que ampliarlo (el cono monetario) cuando lo verdaderamente responsable es abatir al proceso de hiperinflación, para lo que hay que darle autonomía al BCV, que debe ser el guardián de la estabilidad financiera de Venezuela y el nivel de precios de la economía, pero eso no se va a dar porque va en contra del modelo político y económico del gobierno de Nicolás Maduro”, apuntó.

Sin embargo, la medida de política económica a seguir para Buniak, sin duda, es abatir el proceso de hiperinflación, puesto que generar nuevos billetes que den mayor poder adquisitivo ante la escalada de precios en los productos y servicios, “es una medida de carácter estética, completamente cosmética, no cambia absolutamente nada, pero desde el punto de vista operativo, para darle vialidad al sistema de pago, lo inteligente es crear estas piezas”.

“Como no hay señales claras de que se pueda abatir la hiperinflación, frente a la caída tan importante de ingresos fiscales petroleros, a consecuencia de los bajos niveles de crudo, tienes que darle viabilidad operativa al sistema de pagos.  Aunque esto no cambia la realidad económica”, manifestó Buniak.

Además, apuntó que, debido a la esterilidad de su uso por el rechazo que generan en las transacciones diarias, “emitir mas billetes de 100 bolívares, así como de 2, 5, 10, 20 y 50 no tiene sentido. (…)El efectivo comenzó a escasear nuevamente porque buscan los billetes de alto valor”.

Billete de 2 bolívares soberanos

Las damas primero, rezan los manuales educativos y así ocurrió con el billete de 2 bolívares, en cuyo anverso aparece Josefa Camejo, una de las mujeres luchadoras de la independencia de Venezuela.

Desde noviembre, a escasos tres meses de su puesta en marcha, ya era completamente despreciado. No lo aceptaban en estaciones de servicio, tampoco en los puestos informales ni en mercados populares.  

El segundo más repudiado: la pieza de 5 bolívares

Otro prócer luce la cara del equivalente a 5 bolívares, la de José Félix Ribas, pero ni eso hizo que su vida se extendiese a poco más de cuatro meses luego de entrar en vigencia.

Los tonos naranja que abundan en esta impresión se convirtieron en «blanco» de la vista de comerciantes y transportistas, en seguido rechazo junto con el de Bs. 2.

«De 10 y 20 bolívares en adelante», exclamaban los vendedores en Las Pulgas, actitud que se replicó en toda la ciudad. Al día de hoy, nadie se atreve a empuñar este papel moneda, lo que ha traído reclamos por parte de los abuelitos que cobran la pensión, puesto que en más de una oportunidad han querido pagarles con abundantes de estos.

Diez bolívares

Era el escudo ante el repudio de las más bajas piezas del cono soberano, pero dejó de serlo desde finales de febrero.

Aunque lleva en su anverso al prócer zuliano Rafael Urdaneta, sin pudor los ciudadanos comenzaron a arrojarlos en las calles sin el menor cuidado, pues su valor se «esfumó» a menos de un año de su puesta en marcha.

Con el billete de 10 bolívares sucedió lo mismo que con sus antecesores, se convirtió en un vago papel que quedó archivado en gavetas y billeteras.

Masivo rechazo al billete de Bs. 50

Como si se tratara de la peor pesadilla del mundo, cada vez de manera más acelerada, iban «cayendo» las figuras monetarias.

Cuando ya se veían regadas en las calles del casco central los «cadáveres» de los billetes de Bs. 2, 5, 10 y 20, tocó el turno al rostro del gran héroe Antonio José de Sucre.

Cuando los zulianos pensaban refugiarse en esta pieza, le llegó su tiempo, pero ya no lo querían aceptar tanto. Se implementó el cobro de «50 y 50» o «fifty y fifty» en mercados populares. A las escasas semanas, ya en marzo no lo era «deseable».

Conductores comenzaron a bajar de las unidades a quienes intentaran cancelar con estos, arreciando el difícil pago con efectivo en el estado Zulia.

Adiós al Zamora multicolor de Bs. 100

El rechazo del billete de 100 bolívares no se quedó solamente en Las Pulgas: se expandió también hacia los mercados municipales de Maracaibo  y en el Terminal de Pasajeros los transportistas lo aceptan solo si se paga la mitad en billetes de Bs. 100 y el resto en moneda de mayor denominación, desde mayo.

Al día de hoy, solo reciben 200 y 500 bolívares.

Reconversión con escasos billetes de 200 y 500

Para la reconversión efectuada el pasado 20 de agosto de 2018, el BCV imprimió unos 676  millones de unidades con la más baja denominación del bolívar soberano: la pieza de dos bolívares.

Según cifras del Banco Central, de esta manera, se colocó en circulación 31 veces más billetes de Bs. 2, que el de mayor designación (500 bolívares), del que apenas se imprimieron 21,8 millones de unidades.

En febrero, el BCV comenzó a imprimir más billetes de Bs. 50, 200 y 500, mientras se iba popularizando el rechazo a cuatro de las ocho piezas del cono: 2, 5, 10 y 20.

Para marzo, el máximo ente financiero del país colocó 4.117,5 millones piezas en circulación, según datos publicados para ese mes, de los que 644 millones corresponden billetes de 100 bolívares, la mayor cifra de impresiones registrada.

Se imprimieron también 268,1  millones de piezas de 200 bolívares y 340,2 millones de 500 bolívares. Aún sumadas estas emisiones, no superan a la cantidad impresa de billetes de 100.

Estas denominaciones  de Bs. 200 y 500, por sí solas cada pieza no es capaz de adquirir ningún producto o servicio, pero en conjunto representan mayor poder adquisitivo ante el desplazamiento de la moneda, puesto que son un escudo ante el popularizado rechazo del billete.

El ‘bachaqueo’ impone la Ley

Desde el mercado Las Pulgas, los comerciantes informales, mayormente los “bachaqueros”, que comercializan alimentos y productos de primera necesidad, han estado marcando el ritmo de la no aceptación de cada papel moneda, ofreciendo así los productos a precios más económicos.

Muchos usuarios, en su esfuerzo por aligerar sus presupuestos, se ven presionados a cancelar de la manera exigida. Estos vendedores no formales, comenzaron, a escaso tiempo de la emisión de los nuevos billetes, en enero, a imponer el desuso de las piezas de Bs. 2 y 5, con escaso diferencial de tiempo.

¿La razón? “Hacen bulto”, replican los mercaderes a los compradores, a medida que va incrementándose la inflación y requieren mayor cantidad de unidades para cancelar los productos que comercian de manera ilegal.

Como efecto dominó, la medida se populariza en otros sectores, especialmente en el transporte público, lo que complica el traslado de los ciudadanos. Por último, se contagia también en las compras con dinero en efectivo en otros puntos comerciales. Hasta vendedores deambulantes agitan la cabeza en negación y entidades bancarias dejaron de recibir depósitos con los billetes rechazados.

Medidas insuficientes

Tras los reiterados y constantes reclamos ciudadanos, desde la Gobernación del Zulia, Omar Prieto, la máxima autoridad regional, ejecutó en abril medidas con la Superintendencia del Bancos (Sudeban) para emitir un decreto que imponga la aceptación de toda la familia de dinero físico nacional.

La medida, que contempla sanción a los comercios y bancos que no los reciban, no ha tenido efecto, a dos meses de su aprobación y puesta en marcha.