VAGANCIO CRIOLLO. Verdades Dolorosas. Ernesto García Mac Gregor
Vagancio Criollo fue el producto del noveno parto de su madre Sumisa
Criollo y del padrote de turno Ruin Hurtado. El niño era astuto y vivaz. Ya a los 10
añitos, cuidaba carros, lo cual, lo desviaba de sus estudios en el Simoncito del
barrio, pero producía entradas al paupérrimo matriarcado de los Criollo. A los 12
años, era un bellaquito simpático que cometía un hurtillo por aquí y otro por allá.
Nada serio. Tonterías de niño, se podría decir.
Con la pubertad, Vagancio merodeaba todo el tiempo con los azotes del
barrio. Para pagar sus cervecitas, se vio en la imperiosa necesidad de trabajar
como ayudante de su vecino Inconstancio el albañil, quien hacía trabajitos a
destajo. A los 16 años se sacó a la negrita del rancho al fondo del callejón quien
sobrevivía gracias al bono de madre soltera y por primera vez pensó en buscar
trabajo de verdad.
Pero con su bajo perfil de preparación y su nula experiencia, el trabajo que
consiguió no lo satisfizo. Decepcionado del capitalismo salvaje, se inscribió en el
PSUV que si le brindaba la oportunidad que la sociedad burguesa y los oligarcas
le habían negado. y encompinchado con sus camaradas Apático, Indolente, e
Indigente del colectivo local, comenzó el negocio de la invasión de terrenos, venta
de desecho para construcción de ranchos y reventa de viviendas sociales.
Tenía el control de las colas de los Mercal, alquilando y vendiendo puestos,
aparte de bachaqueando una buena tajada y saqueando comercios de vez en
cuando. Como líder de la comuna, se destacó en cobrar todas las misiones y
programas sociales del gobierno incluso pensión de vejez y hasta ascendió a jefe
de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).
Así transcurrió la vida de Vagancio, procreando haraganes como él,
multiplicando la pobreza. Siempre resultó una carga para el Estado, nunca pagó
impuestos o servicio público alguno. De Vagancios está formado el 70% de
nuestra población, y ahora, impulsados por el populismo más depravado de toda
Latinoamérica, proliferarán estos nuevos hombres socialistas como los hongos
después de la lluvia. Que oiga quien tiene oídos…