Cuesta creer que la mujer que durante diez temporadas encarnó a Rachel, de «Friends», esté a punto de entrar definitivamente en la edad madura. Jennifer Aniston ha reconocido a la revista «US Today» que se encuentra en un gran momento y que poco le importa marcar lunes el 11 de febrero como el de su 50 cumpleaños. «No me da miedo envejecer», asegura. «Con los años me encuentro más cómoda en mi propia piel», añade.

Sin el sabor a hiel que le dejó su segundo divorcio, el que dio carpetazo a siete años de amor con el actor Justin Theroux-, la eterna novia de América ultima los detalles de su gran fiesta de cumpleaños en una mansión de Bel Air, a la que no faltarán sus incondicionales Courtney Cox, Ellen DeGeneres, Sandra Bullock o Selena Gómez.

Los 50 años de Jennifer Aniston certifican, según han declarado varias fuentes a la revista norteamericana, que «entra en una fase de su vida en la que no le preocupa conocer a un hombre ni salir con nadie. Encontrar pareja no es una prioridad. Está feliz soltera». Ahora vive enfocada en su trabajo y sus amigos. «No creo que la vida se detenga después de los 50; en todo caso, se vuelve más emocionante», dice a «US Today», al tiempo que reconoce lo poco que le gusta la manera en la que Hollywood encaja «el paso del tiempo». «Creo que deberíamos celebrar el proceso con honor y respeto», sentencia.

Una fortuna creciente

Consolidada gracias a su papel de Rachel Green en «Friends», Jen se convirtió en bandera de la comedia con exitazos como «Exposados», «Como Dios» o «Somos los Miller». Su último filme ha sido «Dumplin» para Netflix, al que seguirán otras dos películas para la misma plataforma, así como una telecomedia para Apple de diez episodios junto a Reese Witherspoon y Steve Carrell. Según «Forbes», su fortuna se ha disparado hasta los 247 millones de euros y se mantiene en la lista de las 100 actrices más poderosas de Hollywood de la última década.

Incapaz de desprenderse del papel de eterna sufridora, la actriz dice estar harta de los miles de embarazos ficticios inventados por las revistas del corazón. Hace dos años estalló: «Grábenlo, no estoy embarazada. Cuando lo esté, lo diré», escribió en una carta remitida a «The Huffington Post», en la que arrancaba con toda una declaración de intenciones: «Dejadme empezar por abordar el tema del cotilleo, algo que nunca he hecho. No me gusta gastar energía en el negocio de las mentiras, pero quería participar de un debate más extenso. Y como no estoy en redes sociales, he decidido expresar mis pensamientos escribiéndolos. Estoy cansada del escrutinio como deporte y de las críticas a mi cuerpo disfrazadas de periodismo».

En Hollywood muchos consideraron aquella «salida de tono» de Aniston como un simple berrinche, pero la actriz lleva tiempo exigiendo otra manera de tratar a las mujeres en los medios. «Utilizamos las noticias sobre las celebridades para perpetuar una visión deshumanizada de las mujeres, concentrada únicamente en la apariencia física, que los tabloides han convertido en el deporte de la especulación», manifestó.

Otra mirada

Aniston, un icono planetario desde que protagonizara la serie «Friends» en los 90, ha sufrido como pocas celebridades los estragos de la fama. Y el abandono de Brad Pitt fue un lastre más allá del desengaño. «¿Estará embarazada? ¿Estará gorda? ¿Sigue soltera? Tal vez, un día, los tabloides se vean forzados a contemplar el mundo desde otra perspectiva, más humana, simplemente porque los lectores han dejado de comprar su mierda», escribió. También exigió un cambio a los medios de comunicación, a las redes sociales y a una industria obsesionada con ella y su soltería. «¿Por qué solo miramos a las mujeres bajo esa lente? Tal vez mi propósito no sea procrear y vivir en pareja, quizás estoy destinada a otro camino», sentencia.